La
Junta de Historia, a diferencia del resto de las carreras en donde
gobiernan representantes directos del dekano Trinchero, es un
organismo independiente. Ganó su independencia política sobre la
base de años de lucha contra las políticas de la vieja derecha
radical, los “modernos”, y luego contra los “progresistas K”
que los reemplazaron en la dirección de la facultad.
En
las elecciones de 2010, las listas trincheristas avanzaron en todas
las carreras: pasaron a gobernar Filosofía (antes en manos de los
Modernos) y Letras, otra carrera que había sido independiente.
Consejeros estudiantiles del FUP-La Campora junto a directores de
carrera acólitos del decano completan el cuadro.
En
Historia, en cambio, se consolidaron tanto en estudiantes como en
graduados, listas independientes de Trinchero y las autoridades; en
ese marco La Comuna-Partido Obrero en las últimas elecciones volvió
a obtener la minoría estudiantil, en medio de la elección de Junta
más masiva en mucho tiempo.
Esta
“independencia” de la Junta de Historia, con su director elegido
en asamblea (ver recuadro), sin embargo no debe ocultarnos que el
avance de la política de ajuste trincherista se da, también en
nuestra carrera, bajo su propia forma.
(contra)Reforma
La
reforma de los profesorados orquestada por la ANFHE, en la línea de
la CoNEAU y la Ley de Educación Superior menemista (ver recuadro) es
el plan del gobierno y las camarillas privatistas en el ámbito de
las carreras humanísticas. Letras, Historia y Geografía están
primeras en la línea de tiro. Pero, sin avanzar en las reformas de
los planes de estudio aún, las políticas privatistas se aplican en
nuestras carreras. En el último periodo la deserción estudiantil ha
sido notable, a la par que crecen los inscriptos a los postgrados
pagos de la facultad. En ese sentido, la gestión busca dar vuelta el
enorme triunfo que los estudiantes conseguimos en el 2010, con el
compromiso para la construcción de un edificio integrado con aulas
para las carreras de grado, un comedor universitario y una guardería.
Han buscado eliminar la “superpoblación” de Puan con el peor de
los métodos, la expulsión de estudiantes: pasando cursadas de la
tarde-noche a la mañana y las primeras horas de la tarde (ver nota),
implementando cupos con las inscripciones a prácticos en el campus y
ahora eliminando las becas de apuntes (ver nota).
Un
programa para Historia
Frente
a la devaluación de la carrera, los estudiantes y docentes nos dimos
un plan. Luego de masivas asambleas, en 2009 votamos un programa para
avanzar en la democratización de la carrera, entendiendo que los
métodos de las camarillas no son solamente un problema de
“representatividad” sino social: el reparto de la miseria
presupuestaria en beneficio propio (el reparto de cargos, rentas,
institutos...) y la venta de servicios para paliar el autoajuste. En
un programa de 30 puntos, cientos de estudiantes y docentes decidimos
avanzar en la constitución del claustro único docente, la lucha por
salario para todos los ad-honorem, la defensa de las cátedras
paralelas y la reforma democrática y participativa del plan de
estudios. Otra importante asamblea refrendó este programa en 2011.
Durante
todo el período anterior habíamos conseguido grandes avances: las
cátedras paralelas (todas ellas producto de la lucha contra el
monopolio de la vieja derecha radical- “los modernos”- en el
ingreso a la docencia y la investigación), el reparto de las rentas
por antigüedad a los ad-honorem y la apertura de nuevos espacios de
docencia e investigación para estudiantes y graduados.
Impasse
y pelea de vedettes
Sin
embargo, casi cuatro años después, no podemos decir que hayamos
avanzado. No se han abierto nuevas cátedras, mientras la gestión de
la facultad ha bloqueado designaciones y promociones docentes en
todas las existentes, el más extremo de los casos es el no dictado
de “Problemas de Historia Argentina: Historia de la Educación
(Elisalde)” este segundo cuatrimestre.
La
dirección del departamento, elegida en asamblea con un programa como
mandato, ha sido incapaz de llevarlo adelante. En su segundo periodo,
Otero se apuró a ser re-electo director sin avanzar en la
democratización de la Junta o en ninguna de nuestras
reivindicaciones; las agrupaciones que lo llevaron a esta posición,
Haciendo Historia y La Mariátegui, mayoría de graduados y
estudiantes respectivamente, comenzaron desde entonces una pelea de
vedettes con su viejo aliado bigoton.
Lejos
de desarrollar el programa de la asamblea, Haciendo Historia y La
Mariategui se dedicaron a discutir concursos que Rodríguez Otero
mantuvo en el freezer. Mientras tanto el director se dedicó a mediar
entre el programa que nos habíamos dado y la gestión de la facultad
(sin olvidarse de mantener el buen humor, claro). Tal es así que
Rodríguez Otero y su secretaria académica aplicaron las directivas
trincheristas adaptándose a la gestión. Otero intentó desactivar
los pedidos de designaciones y promociones. El caso más obsceno se
dió con las materias Problemas de Historia Argentina. Mientras que
el consejo directivo bochaba las materias, el director de nuestra
carrera, siguiendo el guión de Trinchero, se dedicó a reunir
a los docentes afectados, a espaldas de la Junta, para limitar el
dictado de las materias, tal cual lo pedía Trinchero.
Una
salida
Los
estudiantes de Historia tenemos un desafío: debemos poner a la junta
en acción para enfrentar los planes privatistas del gobierno y la
gestión Trincherista. Cuatro años de Otero, sostenido primero por
La Mariátegui y los últimos años por La Juntada, mostraron su
adaptación para frenar la avanzada de Trinchero. Retomar el camino
de lucha es la tarea para transformar la carrera al servicio de la
mayoría de estudiantes y docentes. Hagamos de esta elección un
plebiscito por este programa.
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