viernes, 12 de octubre de 2012

EN HISTORIA: CONSEJEROS DE IZQUIERDA PARA AVANZAR

La Junta de Historia, a diferencia del resto de las carreras en donde gobiernan representantes directos del dekano Trinchero, es un organismo independiente. Ganó su independencia política sobre la base de años de lucha contra las políticas de la vieja derecha radical, los “modernos”, y luego contra los “progresistas K” que los reemplazaron en la dirección de la facultad.

En las elecciones de 2010, las listas trincheristas avanzaron en todas las carreras: pasaron a gobernar Filosofía (antes en manos de los Modernos) y Letras, otra carrera que había sido independiente. Consejeros estudiantiles del FUP-La Campora junto a directores de carrera acólitos del decano completan el cuadro.

En Historia, en cambio, se consolidaron tanto en estudiantes como en graduados, listas independientes de Trinchero y las autoridades; en ese marco La Comuna-Partido Obrero en las últimas elecciones volvió a obtener la minoría estudiantil, en medio de la elección de Junta más masiva en mucho tiempo.

Esta “independencia” de la Junta de Historia, con su director elegido en asamblea (ver recuadro), sin embargo no debe ocultarnos que el avance de la política de ajuste trincherista se da, también en nuestra carrera, bajo su propia forma.


(contra)Reforma


La reforma de los profesorados orquestada por la ANFHE, en la línea de la CoNEAU y la Ley de Educación Superior menemista (ver recuadro) es el plan del gobierno y las camarillas privatistas en el ámbito de las carreras humanísticas. Letras, Historia y Geografía están primeras en la línea de tiro. Pero, sin avanzar en las reformas de los planes de estudio aún, las políticas privatistas se aplican en nuestras carreras. En el último periodo la deserción estudiantil ha sido notable, a la par que crecen los inscriptos a los postgrados pagos de la facultad. En ese sentido, la gestión busca dar vuelta el enorme triunfo que los estudiantes conseguimos en el 2010, con el compromiso para la construcción de un edificio integrado con aulas para las carreras de grado, un comedor universitario y una guardería. Han buscado eliminar la “superpoblación” de Puan con el peor de los métodos, la expulsión de estudiantes: pasando cursadas de la tarde-noche a la mañana y las primeras horas de la tarde (ver nota), implementando cupos con las inscripciones a prácticos en el campus y ahora eliminando las becas de apuntes (ver nota).


Un programa para Historia


Frente a la devaluación de la carrera, los estudiantes y docentes nos dimos un plan. Luego de masivas asambleas, en 2009 votamos un programa para avanzar en la democratización de la carrera, entendiendo que los métodos de las camarillas no son solamente un problema de “representatividad” sino social: el reparto de la miseria presupuestaria en beneficio propio (el reparto de cargos, rentas, institutos...) y la venta de servicios para paliar el autoajuste. En un programa de 30 puntos, cientos de estudiantes y docentes decidimos avanzar en la constitución del claustro único docente, la lucha por salario para todos los ad-honorem, la defensa de las cátedras paralelas y la reforma democrática y participativa del plan de estudios. Otra importante asamblea refrendó este programa en 2011.

Durante todo el período anterior habíamos conseguido grandes avances: las cátedras paralelas (todas ellas producto de la lucha contra el monopolio de la vieja derecha radical- “los modernos”- en el ingreso a la docencia y la investigación), el reparto de las rentas por antigüedad a los ad-honorem y la apertura de nuevos espacios de docencia e investigación para estudiantes y graduados.


Impasse y pelea de vedettes


Sin embargo, casi cuatro años después, no podemos decir que hayamos avanzado. No se han abierto nuevas cátedras, mientras la gestión de la facultad ha bloqueado designaciones y promociones docentes en todas las existentes, el más extremo de los casos es el no dictado de “Problemas de Historia Argentina: Historia de la Educación (Elisalde)” este segundo cuatrimestre.


La dirección del departamento, elegida en asamblea con un programa como mandato, ha sido incapaz de llevarlo adelante. En su segundo periodo, Otero se apuró a ser re-electo director sin avanzar en la democratización de la Junta o en ninguna de nuestras reivindicaciones; las agrupaciones que lo llevaron a esta posición, Haciendo Historia y La Mariátegui, mayoría de graduados y estudiantes respectivamente, comenzaron desde entonces una pelea de vedettes con su viejo aliado bigoton.

Lejos de desarrollar el programa de la asamblea, Haciendo Historia y La Mariategui se dedicaron a discutir concursos que Rodríguez Otero mantuvo en el freezer. Mientras tanto el director se dedicó a mediar entre el programa que nos habíamos dado y la gestión de la facultad (sin olvidarse de mantener el buen humor, claro). Tal es así que Rodríguez Otero y su secretaria académica aplicaron las directivas trincheristas adaptándose a la gestión. Otero intentó desactivar los pedidos de designaciones y promociones. El caso más obsceno se dió con las materias Problemas de Historia Argentina. Mientras que el consejo directivo bochaba las materias, el director de nuestra carrera,  siguiendo el guión de Trinchero, se dedicó a reunir a los docentes afectados, a espaldas de la Junta, para limitar el dictado de las materias, tal cual lo pedía Trinchero.


Una salida


Los estudiantes de Historia tenemos un desafío: debemos poner a la junta en acción para enfrentar los planes privatistas del gobierno y la gestión Trincherista. Cuatro años de Otero, sostenido primero por La Mariátegui y los últimos años por La Juntada, mostraron su adaptación para frenar la avanzada de Trinchero. Retomar el camino de lucha es la tarea para transformar la carrera al servicio de la mayoría de estudiantes y docentes. Hagamos de esta elección un plebiscito por este programa.



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